jueves

Pelicula "Hechos de los Apostoles"

El Médico "San Lucas" , narra la fascinante historia de peligro, lucha y triunfo que marca el nacimiento de la iglesia cristiana. Es palabra por palabra la representación de la Nueva Versión Internacional de la Biblia de el Libro de los Hechos y es una obligacion de cualquier cristiano tenerla en su coleccion- Se utiliza el vestuario históricamente exacto, y se tiene la sensación de lo que debio haber sido en el tiempo de los apóstoles, y en sus viajes por todo el Mediterráneo. Es una gran herramienta de estudio de la Biblia, y se puede utilizar ya sea solo para verla, y si tienes un Biblia, al leerla puedes ver como a lo largo de la pelicula se despliega los capitulos y versiculos en la esquina inferior derecha cambiando mientras avanza la pelicula.

Primera Parte


Segunda Parte

SINGULARIDAD DE LA BIBLIA (OCTUBRE 2013: MES DE LA BIBLIA)

Estamos en el mes Internacional de la Biblia. Adjuntamos enlace para abrir o descargar archivo PDF, con el tema: "SINGULARIDAD DE LA BIBLIA"

Fotografías de la Biblia de Casiodoro de Reina (1569)

 La inquisición católica tuvo mucho éxito en socavar esta edición de la Biblia en español.

De 2,600 copias imprimidas en 1569, sólo hay pocos ejemplares que sobrevivieron. La mayoría se encuentran en museos.

Predica Dominical octubre 3 de 2013

Pastor: William Peña

Daniel un hombre con espiritu superior
(Dan 6:3)  Pero Daniel mismo era superior a estos sátrapas y gobernadores, porque había en él un espíritu superior; y el rey pensó en ponerlo sobre todo el reino.



CAPÍTULO 1

       1:1 – En el año tercero del reinado de Joacim rey de Judá --  Este año fue el 605 a. C.  Compárese Jer. 25:1; 46:2.

       Los críticos modernistas (la crítica destructiva)  apuntan a este versículo como si fuera una inexactitud, o discrepancia histórica, y prueba que no hay inspiración sobrenatural, porque Jeremías (en 25:1) se refiere al año cuarto de Joacim en lugar del tercero.

       Tomando en cuenta los dos métodos de fe­char a los reyes babilonios y a los palestinos, no hay contradicción. Jeremías, escribiendo en Pa­lestina, data el reinado de Joacim desde el tiempo de su acceso al trono.  Pero Daniel, escribiendo en Babilonia, sigue la costumbre de allí de datar el reinado del rey, no desde el año del acceso al trono, sino desde el año completo que seguiría a ése del acceso al trono. (El método babilonio tiene que tomarse en cuenta al comparar 1:5 con 2:1; allí lo comentaremos).

       Joacim, el rey decimoséptimo de Judá, fue establecido rey sobre Judá por Faraón Necao de Egipto (2 Crón. 35:20).  Fue rey malo ante los ojos de Jehová.  En el cuarto año de su reinado, fue hecho súbdito de Nabucodonosor, y tres años después se rebeló contra él.  Su hijo, Joaquín, le sucedió. Consúltense 2 Crón. 36:5-10;  2 Reyes 23:36—24:9; Jer. 22:18,19; 36:30; 46:2.

            -- vino Nabucodonosor rey de Babilonia a Jerusalén, y la sitió – Aquí Nabucodonosor por anticipación (prolepsis) es llamado “rey”; en realidad en el momento aquí referido todavía no era rey, sino el general del ejército babilonio y corregente con su padre, Nabopolasar, el fundador del imperio neobabilónico (625 a 605 a. J.).  (Los críticos destructivos hacen gran caso de que Daniel aquí llame “rey” a Nabucodonosor cuando en rea­lidad todavía no lo era.  Para ellos esto era gran equivocación).

            Nabucodonosor, después de su victoria sobre Necao en Carquemis (cerca de mayo o junio del 605 a. C.), continuó su conquista hacia el sudoeste, tomando ciudades de Palestina.  Llegó a Jerusalén y la sitió (2 Reyes 24:1; 2 Crón. 36:5-7).

            Cuando su padre, Nabopolasar, murió en agosto de 605 a. C., Nabucodonosor regresó a Babilonia, sin haber tomado totalmente a Je­ru­salén.  El día 6 de sep­tiembre, recibió el trono en Babilonia.



            1:2 -- Y el Señor entregó en sus manos a Joacim rey de Judá – Nótese la referencia a la Providencia de Dios en este evento.  El tema del libro Daniel es que Dios rige los reinos de los hombres.  En este versículo vemos el principio de este tema. Dios reina a nivel individual como nacional (1:9,17; 2:21,37; Jer. 27:5,6).  Al enfocarnos en la vida de Daniel, no nos olvidemos de Dios.  En este capítulo se nos habla de la soberanía de Dios (ver. 2), su vindicación (vers. 8,14,15), su providencia (ver. 9), y su superioridad (vers. 17,20).  Dios usó al poderío babilónico para castigar a los judíos idólatras; Nabucodonosor fue instrumento en manos de Dios (Jer. 25:9).

            Sobre Joacim, véanse los comentarios en el ver. 1.

            -- y parte de los utensilios de la casa de Dios – Véanse 1 Reyes 7:48-51; 2 Reyes 20:13; 24:13; 25:13-16.  El hecho de traer estos utensilios y artículos a Babilonia atribuiría la victoria a las deidades babilonias.

            Estos utensilios después fueron profanados por Belsasar (5:1-4).  Luego, fueron devueltos a su propio lugar por Ciro y Darío (Esdras 1:7-11; 6:5).

            -- y los trajo a tierra de Sinar -- Sinar es nombre dado a la Baja Mesopotamia.  Véanse Gén. 10:10; 11:2; 14:1,9; Jos. 7:21 (hebreo, “manto de Sinar”, Ver.   BLA),  Isa. 11:11; Zac. 5:11.

            -- a la casa de su dios, y colocó los utensilios en la casa del tesoro de su dios --  Su dios era Marduc, también llamado “Bel”, el dios principal del panteón babilónico, y que corresponde al Zeus griego y al Baal fenicio. Babilonia tenía una variedad de deidades.  Véase Isa. 46:1.



            1:3 --Y dijo el rey a Aspenaz, jefe de sus eunucos -– Los jefes, u oficiales (Ver.  BLA), pudieron haber sido o eunucos (varones castrados), u oficiales de la corte.  En Gén 37:36; 39:1; se encuentra la misma palabra hebrea (saris), y sabemos que Potifar era hombre casado. Probablemente Aspenaz era eunuco.  No hemos de concluir que necesariamente Daniel haya sido eunuco, aunque esto es una posibilidad (Isa. 39:7; 2 Reyes 20:17,18).  2:17 también menciona, referente a la casa de Daniel, solamente los tres compañeros jóvenes; nada de esposa ni hijos.  Por otro lado, Ezeq. 14:20 indica la posibilidad de que Daniel haya tenido hijos.

            Los reyes orientales tenían harenes con sus eunucos que cuidaban a las mujeres en ellos; por ejemplo, 2 Reyes 9:30-32.

            El hombre eunuco no podía entrar en la asamblea de Jehová (Deut. 23:1).  Sin embargo, al reino del Mesías el eunuco sí tendría acceso (Isa. 56:1-5; Hech. 8:38).

            -- que trajese de los hijos de Israel, del linaje real de los príncipes – Hubo tres deportaciones de judíos a Babilonia.  Ésta fue la primera, predicha por Isaías unos 150 años antes.

            Algunos ven aquí referencia a tres grupos diferentes de personas: hebreos, familiares de reyes, y nobles.  Otros ven una sola categoría de personas, todas de nobleza y de sangre real.  Josefo, el historiador, afirma que Daniel y sus tres amigos (ver. 6) eran familiares del rey Sedequías.

            Nabucodonosor quiso tener en su derredor diplomáticos jóvenes y talentosos de diferentes culturas para compartir ideas y hasta revelar sueños, todo para el beneficio de su imperio.



            1:4 -- muchachos en quienes no hubiese tacha alguna, de buen parecer, enseñados en toda sabiduría, sabios en ciencia y de buen entendimiento, e idóneos para estar en el palacio del rey; y que les enseñase las letras y la lengua de los caldeos --  Aquí vemos que Nabucodonosor requería siete cualidades para quiénes constituyeran los diplomáticos o consejeros de su corte.  Son tanto cualidades exteriores como interiores.  Las cualidades espirituales de Daniel y sus amigos se notan más abajo, versículos 8 y sig.

            En aquel tiempo, los babilonios eran hombres eruditos en la matemática, la astronomía, y la medicina.    Ellos poseían una biblioteca inmensa de literatura escrita en tablillas de barro, sobre una área vasta de disciplinas, incluyendo reli­gión, obras científicas, y obras literarias.  Entre dichas obras existían tablillas que hablaban de la creación y del gran diluvio. (Los babilonios ha­bían heredado una biblioteca grande del rey asirio, Asurbanipal, 668 a 626 a. C.).

            Nabucodonosor quiso aculturar a estos pri­sioneros escogidos para lograr así una fidelidad a su reinado, una buena dirección del imperio, y tal vez para facilitar la conquista de más países.  Compárese Hech. 7:22.

            La lengua de los babilonios era akadian (de Akad, la región baja de Mesopotamia), y se escribía de manera cuneiforme (= cuña, forma).

            El término “caldeos” aquí se usa en sentido étnico para designar a los habitantes de toda Babilonia.  (Compárense 5:30; 9:1; Isa. 13:19; 47:1; 48:14).  Más tarde (2:2,4) se usa para indicar un sector de eruditos, astrólogos, o sabios, en Babilonia.



            1:5 --  Y les señaló el rey ración para cada día, de la provisión de la comida del rey, y del vino que él bebía – Esta ración diaria de comida para Daniel y sus compañeros o incluía comida inmunda según la enseñanza en Levítico, o algo sacrificado a ídolos.

            En lugar de “comida”, dice la Ver.  ASV, “dainties”; o sea, “comida exquisita o delicada”.  La Ver.  MOD dice, “manjares delicados”.

            Véase ver.  8, comentarios.

            -- que los criase tres años, para que al fin de ellos se presentasen delante del rey --  Aquí el verbo “criase” en la Ver. ASV se traduce “fueran nutridos”; La Ver.  MOD dice, “mantuvieran”, y la Ver.  LBA dice, “educaran”.

            Esta educación o crianza incluía tanto lo fí­sico (compárese Isa. 1:2) como también lo inte­lectual (considérese 2 Reyes 10:6). En Babilonia ya se había desarrollado un número de ciencias, tales como la matemática, la medicina, la taxonomía, la química, la metalurgia, la teología, la astronomía, la arquitectura, la lingüística, la agricultura, la meteorología, y la agronomía.            El propósito de este régimen del rey fue muy pragmático y posiblemente psicológico, pues las cosas exquisitas de su mesa real tenderían a suavizar moralmente a la persona extranjera  (co­m­párense Sal. 141:4; Prov. 23:1-3; Apoc. 18:14).  La educación en las maneras y conocimientos babilónicos servirían para con­vertir a la persona en una verdadera babilonia (ser “caldeanizada”). Así desapa­re­cerían en gran parte las culturas aje­nas en el imperio.

            Los educados así, entre los que fueron lle­vados cautivos de Palestina, al fin de su período de educación estarían al servicio del rey de Ba­bilonia.

            Véanse 1:19; 2:48-49; 2 Reyes 20:18; Isa. 39:7.    Al estar al servicio del rey de Babilonia, en tareas elevadas, estarían al servicio del Rey de los cielos.



            1:6 -- Entre éstos estaban Daniel, Ananías, Misael y Azarías, de los hijos de Judá --  Estos nombres daban honor a Jehová Dios. Sus sig­nificados son: “Dios es mi Juez” (Daniel), “Dios ha sido misericordioso” (Ananías), “¿Quién es lo que Dios es?” (Misael), y “Jehová ha ayudado”(Azarías).



            1:7 -- A éstos el jefe de los eunucos puso nombres: puso a Daniel, Beltsasar; a Ananías, Sadrac; a Misael, Mesac; y a Azarías, Abed-nego --  Ya que creían los babilonios que habían conquistado a los hebreos, cambiaron los nom­bres de éstos para honrar a sus dioses.  Compárense 2 Reyes 23:34; 24:17; Ester  2:7.  Sin duda este proceso tuvo por fin hacer que  estos jóvenes asimilaran la cultura babilónica y borrarles su trasfondo hebraico.  Nótense los comentarios en el ver. 5 sobre esto. Aunque éstos se acomodaron a la cultura y a los conocimientos del país, siguieron fieles a su fe en Jehová Dios.

            Los significados de estos nombres son: “Protege su vida” (Beltsasar) (véase 4:8), “Mandamiento de Aku”—el dios de la luna (Sadrac), “¿Quién es lo que Aku es?” (Mesac), y “siervo de Nebo” (Abed-nego).



            1:8 -- Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía --– Proponer en el corazón es la clave del éxito espiritual.  Daniel es hombre resuelto y decisivo.  Es impelido por los principios de justicia, santidad y fe, sin importar en qué lugar del mundo esté  él. Como no le afectó a José su exposición a la cultura de Egipto, tampoco deja Daniel ser influido por la de Babilonia.  Sobre “propósito”, compárense 3:14 (¿Fue de propósito?); Rut 1:18; Hech. 11:23; Luc. 16:4; 21:14; 1 Cor. 9:23; 2 Cor. 9:7; 2 Tim. 1:12; 3:10.  Los jóvenes que determinan en su corazón de una buena vez lo que van a ser y cómo van a actuar en la vida, no tienen problema cuando llegan a la encrucijada ni cuando sus iguales sociales les tientan a hacer el mal.  El momento de la crisis es demasiado tarde para hacer decisiones; ellas deben ser hechas de


                              

antemano por medio del propósito de corazón.

            Dado que Dios le había puesto en esta situación, uno pensaría que por eso no sería necesario obedecer a Dios en este caso.

            Al parecer Marduk era el dios victorioso sobre los hebreos, pero Daniel no anda según las apariencias.  No pregunta: ¿Dónde está Dios?  Si va a sufrir, será por haber hecho el bien.  Véase 1 Ped. 3:17.  Los israelitas habían pecado y Dios estuvo castigándoles, y muchas veces los inocentes sufren por los pecados de los cul­pables.  Pero las pruebas de la fe traen buenos resultados (Sant. 1:2-4; 1 Ped. 1:6,7; y luego 4:19).  En los propósitos de Dios, como José estuvo en Egipto para preservar al pueblo de Israel, así Daniel estuvo en Babilonia para lograr el mismo fin.

            Entre los antiguos hallamos que el nombre dado a la persona no solamente era para identificación sino también para indicar su carácter.  Al entrar en una nueva época de la vida, muchas veces hubo cambio de nombre.  Considérense Gén. 17:5; 41:45; Mar. 3:16,17.

            Los versículos siguientes muestran hasta dónde puede un siervo de Dios asimilar la cultura de su derredor.

            -- pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse – Daniel no es fanático ni ascético.  Pero no va a rendir respeto alguno a la idolatría representada en comer y beber lo que se ofrece a dioses paganos.  (Él sabe y lo sabemos nosotros los cristianos hoy en día, que Jehová es el único Dios, Deut. 4:35).  Consúltense Éxodo 34:15; Oseas 9:3; 1 Cor. 10:19-21.

            Con cortesía, honestidad y franqueza hace su petición.  La palabra hebrea, traducida “pidió”, es palabra fuerte; se emplea en 2 Sam. 12:16 (“rogó”).  Daniel habla con toda seriedad, dando la razón de por qué hace tal petición.

            No se le hizo fácil a Daniel hacer esta petición. ¿Por qué? Porque era ley comerlo, la deso­bediencia traería castigo y le quitaría esperanza de promoción;  era comida y bebida deseables; él estaba lejos de su tierra, de parientes y amigos, y dado que Dios le había puesto en esta situación, uno pensaría que por eso no sería necesario obedecer a Dios en este caso.

            Al parecer Marduk era el dios victorioso sobre los hebreos, pero Daniel no anda según las apariencias.  No pregunta: ¿Dónde está Dios?  Si va a sufrir, será por haber hecho el bien.  Véase 1 Ped. 3:17.  Los israelitas habían pecado y Dios estuvo castigándoles, y muchas veces los inocentes sufren por los pecados de los cul­pables.  Pero las pruebas de la fe traen buenos resultados (Sant. 1:2-4; 1 Ped. 1:6,7; y luego 4:19).  En los propósitos de Dios, como José estuvo en Egipto para preservar al pueblo de Israel, así Daniel estuvo en Babilonia para lograr el mismo fin.

          

            1:9 -- Y puso Dios a Daniel en gracia y en buena voluntad con el jefe de los eunucos --  Daniel proporciona el propósito de corazón, y Dios proporciona en la mente del jefe de los eunucos la gracia y la buena voluntad.  Nótese cómo obra la Providencia de Dios (véase el ver.  2).   Considérese Prov.  16:7.



            1:10 -- y dijo el jefe de los eunucos a Daniel: Temo a mi señor el rey, que señaló vuestra comida y vuestra bebida; pues luego que él vea vuestros rostros más pálidos que los de los muchachos que son semejantes a vosotros, condenaréis para con el rey mi cabeza --  El jefe de los eunucos sabe que desobedecer al rey significa muerte (como veremos en el caso del horno de fuego, Cap. 3:19 y sig.). Aunque respeta  la expresión de buen carácter de parte de Daniel, es movido por el miedo que le tiene al rey.  La diferencia entre él y Daniel es que él teme al rey Nabucodonosor y Daniel a Jehová Dios, el Creador del cielo, la tierra, el mar, y de todo lo que en ellos hay.

            La mención aquí de “los muchachos” da a entender que Daniel y sus tres compañeros no son los únicos jóvenes exiliados de Palestina.  Véanse también  los vers.  6, y 15, “entre éstos” y “otros muchachos”.



            1:11 -- Entonces dijo Daniel a Melsar, que estaba puesto por el jefe de los eunucos sobre Daniel, Ananías, Misael y Azarías --  Nuestra versión translitera la palabra hebrea, haciendo nombre propio de ella: Melsar.  El texto hebreo emplea el artículo definido, “el melsar”; así que no es nombre propio sino significa “el mayordomo”. La Ver. ASV, dice “steward” (mayordomo), la BLA, “mayordomo”, y la MOD,  “ayo”.  Este servidor está bajo órdenes de Aspenaz.



            1:12 -- Te ruego que hagas la prueba con tus siervos por diez días, y nos den legumbres a comer, y agua a beber --  Daniel y sus compañeros están dispuestos a sujetarse a prueba; son personas dedicadas a sus principios. Los diez días bastarán para demostrar los efectos diferentes causados por comer legumbres y beber agua y los efectos que la comida rica (con todo y grasa) y el vino del rey causarán.  Al mismo tiempo, este tiempo corto no levantará sospecha de parte del rey al estar éstos en su dieta vegetariana.  La palabra hebrea aquí, traducida “legumbres”, significa lo que es producido de semillas sembradas (es decir, hierbas, vegetales, cereales), y se emplea en la Biblia solamente en este versículo y en el 16.



            1:13,14 -- Compara luego nuestros rostros con los rostros de los muchachos que comen de la ración de la comida del rey, y haz después con tus siervos según veas. Consintió, pues, con ellos en esto, y probó con ellos diez días --  Esta es la propuesta de Daniel.  El mayordomo no responde al rey, sino solamente al jefe de los eunucos, y  por eso no corre el mismo riesgo que corre su patrón.  Consiente, pues, con ellos.  Se les hará la prueba de poco tiempo.

          

            1:15 -- Y al cabo de los diez días pareció el rostro de ellos mejor y más robusto que el de los otros muchachos que comían de la porción de la comida del rey --  ¡Pasan la prueba!  Es fácil creer que Dios intervino con su Providencia, honrando así la determinación de estos jóvenes de no violar los mandamientos de su Dios, Jehová.  ¡Dios es glorificado!  La dieta rica del rey produce muchachos más corpulentos, pero no más saludables. (Hay quienes creen equivocadamente que entre más gorda está la persona, más saludable es).



            1:16 -- Así, pues, Melsar (el melsar, o mayordomo) se llevaba la porción de la comida de ellos y el vino que habían de beber, y les daba legumbres --  Siguen estos jóvenes con su dieta agradable a Dios; ya no se les ofrece otra cosa.  Seguramente de día en día el melsar, el mayordomo, está al tanto de la situación, a ver si todo sigue bien, según el plan.



            1:17 -- A estos cuatro muchachos Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias –  Compárese ver.  4.

            Otra vez vemos en obra la Providencia de Dios.  (Véanse los vers. 2 y 9, comentarios).  ¡”Dios les dio”!  Les toca a ellos, como a nosotros, andar por fe (2 Cor. 5:7), y a Dios proveer la dirección, el cuidado, y las bendiciones con qué trabajar.

            -- y Daniel tuvo entendimiento en toda visión y sueños --  Dios le dio este don sobrenatural, aparte de los dones milagrosos de co­nocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias.  Dios les capacitó para los planes y  obras que él tenía para el futuro.

            Dios escogió a Daniel para que fuera su pro­feta, portavoz del Dios del cielo y de la tierra.  Jesús le llamó profeta (Mat. 24:15).  Jeremías profetizaba en Palestina, Ezequiel en Babilonia entre los judíos, y Daniel en la corte de Babilonia.  Dios no se había olvidado de su nación ni del pueblo que tenía entre  las naciones gentiles.

            La interpretación de sueños no le vino a Daniel automáticamente (2:17 –19).

 

            1:18 -- Pasados, pues, los días al fin de los cuales había dicho el rey que los trajesen, el jefe de los eunucos los trajo delante de Nabucodonosor --  Ya es tiempo de graduarse de los tres años de “escuela” (ver.  5). Ya son hombres maduros y preparados en su carrera.  Nótese Prov.  22:29.



            1:19 --Y el rey habló con ellos – Se someten a un examen oral.

            -- y no fueron hallados entre todos ellos otros como Daniel, Ananías, Misael y Azarías – Éste es el resultado del examen.  Los cuatro sobresalen entre  los demás; se destacan en aquel entrenamiento por encima de los demás jóvenes del grupo de exiliados.

            -- así, pues, estuvieron delante del rey --  El propósito del entrenamiento, “presentarse de­lan­te del rey”, ver. 5, llega a su realización o cumplimiento en las personas de Daniel, Ananías, Misael, y Azarías, gracias a la fe de ellos y a la intervención divina.



            1:20 -- En todo asunto de sabiduría e inteligencia que el rey les consultó, los halló diez veces mejores que todos los magos y astrólogos que había en todo su reino --  La habilidad intelectual de los cuatro jóvenes hebreos (ahora con tres años más de edad) es probada repetidas veces, y siempre el rey los halla muy superiores a todos los magos y astrólogos en el reino.

            La expresión “diez veces” no ha de tomarse literalmente.  El hebreo literal dice, “diez manos”, figura que significa algunos, o muchos.

            Los “magos” eran escribas sagrados, diestros en las artes ocultas (2:2,10,27; 4:7,9; Gén. 41:8,24; Éxodo 7:11,22; 8:7,18,19; 9:11).  En lugar de “astrólogos”, la Ver.  BLA dice, “encantadores” y en una nota adicional dice, “lit. sacerdotes adivinos”.  Las versiones ASV, MOD, y RVA dicen, “encantadores”.  La Ver. LBL dice, “adi­vinos”.



            1:21 -- Y continuó Daniel hasta el año primero del rey Ciro – Véanse Isa. 44:24-28; Esdras 1:1-4.  De Ciro dice Dios, “mi pastor”. Ciro cumplió esta profecía de Isaías.  Ciro hizo caer a Babilonia en el año 539 a. C., y así llegaba a su término el cautiverio de 70 años de los judíos (desde 606 hasta 536 a. C.)  El verso quiere decir sencillamente que Daniel continuó en actividad hasta el fin del período babilónico, en el cual él tuvo su principio.  El vivió todo el período del cautiverio.  Éste es el punto aquí.

            Dado que 10:1 dice que “En el año tercero de Ciro rey de Persia fue revelada palabra a Daniel”, la escuela crítica (de modernistas incrédulos, que no creen en la inspiración verbal de las Escrituras), pretende hallar una contradicción en el libro de Daniel.  Pero, como en sus demás ataques contra la Palabra de Dios, aquí también fallan.  Los dos pasajes tienen dos propósitos distintos.  El de 1:21 se explica arriba.  En 10:1 se trata algo en relación con un imperio diferente, el pérsico.   En 1:21 no se afirma que Daniel haya continuado solamente hasta el año primero del rey Ciro.  ¡La idea de “solamente” está únicamente en la mente de los incrédulos!

(Dan 2:30)  Y a mí me ha sido revelado este misterio, no porque en mí haya más sabiduría que en todos los vivientes, sino para que se dé a conocer al rey la interpretación, y para que entiendas los pensamientos de tu corazón.
En este versiculo Daniel nos enseña que la sabiduria es un don dado por Dios para sus propositos. Que el hombre no debe utilizar este don para sí mismo y para su vanagloria,sino para cumplir la voluntad del Señor.

(Dan 6:10)  Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes.
La sabiduria de Daniel provenia de una constancia en la oración y la acción de gracias

Boletines semanales


El pasado domingo 3 de octubre durante el culto dominical, se entregó a todos los miembros de la Iglesia el ejemplar No. 001 de el nuevo Boletin informativo que tendrá una periodicidad semanal. Este incluirá entre otros:

  • Información general de la Iglesia, programación mensual de actividades, horarios de actividades regulares, Eventos, etc.
  • Mensajes Pastorales a cargo de nuestro Pastor William Peña
  • Tratados que llevarán mensajes edificadores en la fé
  • versiculos de la Biblia que alimentarán tu comunión con el Señor
  • Espacio para que tome notas sobre la predica en el culto dominical y la archive para su uso constante
  • Información sobre empresas y negocios de miembros de la Iglesia

Una mirada profunda al Bautismo

Por Bill Gordon, Doctorado en Teología
El bautismo Cristiano, consiste en la inmersión del creyente en el agua, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.1 El modo apropiado para el bautismo cristiano es la inmersión en el agua. La palabra en español Bautismo es realmente una transcripción del termino griego baptisma.2   Paul Enns, da los siguientes argumentos a favor de la inmersión, como el modo apropiado de bautismo:
Se reconoce de forma general, que la Iglesia desde sus primeros tiempos sumergía a la gente que quería ser bautizada. Un estudio léxico de la palabra Baptizo nos indica el significado de "sumergirse, inmersión". Oepke por su parte, nos dice que la palabra Baptizo quiere decir "Inmergir", y nos da ejemplos de cómo la palabra ha sido usada: " Hundir un barco", "sumergirse "en el lodo", "ahogarse", y "perecer". Estos significados básicos, concuerdan con el énfasis de la Escritura: Jesús fue bautizado por Juan "en el Jordan" y Él "Subió(salió) del agua" (Marcos 1:9-10, referencia Hechos 8:38).
Por otra parte, el griego tiene palabras para referirse a salpicar, aspersión o vaciar agua, las cuales no son utilizadas para referirse a Bautismo.
El candidato correcto para recibir el bautismo Cristiano, debe de ser un creyente en el Señor Jesucristo. Incluso los reformadores de la Iglesia Calvino y Lutero, señalaron  que inmersión es el significado correcto del termino bautismo, y que la inmersión era practicada por la Iglesia temprana o primera.4
Los bautistas creemos que no debe ser bautizado nadie que antes no haya experimentado un renacimiento espiritual a través de su fe en Cristo. Ninguna iglesia puede juzgar la salvación de un candidato a ser bautizado, sin embargo, si es responsabilidad de cada congregación asegurarse que el aspirante profesa la fe en Cristo, y entiende el significado real del acto de bautismo. Muchas iglesias, piden a la persona que solicita ser bautizada, un testimonio corto o respuesta a algunas preguntas.
Como bautistas, no creemos que los candidatos para ser bautizados deben de ser adultos. Si creemos sin embargo, que aquellos que recibirán el bautismo deben de tener la suficiente edad como para entender lo que declara el Nuevo Testamento respecto al arrepentimiento del pecado, y la fe en Cristo.5
No existe ninguna evidencia de bautizos realizados a niños en el Nuevo Testamento. La Biblia señala que la fe en Cristo y el arrepentimiento del pecado, son condiciones necesarias para ser bautizado.6  El Bautismo de los creyentes sigue el patrón de la iglesia primera.7
La autoridad por la cual el creyente es bautizado, es la Trinidad de Dios de la Biblia. La creencia en la Trinidad es un punto central para el entendimiento Cristiano de Dios, y es aceptada por todas las denominaciones Cristianas, incluyendo entre ellas, las Bautistas.
En la Gran Comisión, Jesús instruye a sus discípulos sobre bautizar a los convertidos "En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo".8 Esta formula Trinitaria que Él usa, enfatiza la importancia de las tres Personas de la Trinidad en la salvación y la vida espiritual del creyente en Cristo.
Los Bautistas rechazamos las enseñanzas de los modernos Unitaristas, que enseñan el Bautismo solamente en el nombre de Jesús.9 El Unitarismo niega la Trinidad de Dios, al negar las distinciones entre de las tres Personas en un solo Dios. El Unitarismo sostiene que Dios es un único Ser, que aparece de diferentes maneras en diferentes épocas.10
Las tres Personas de la Trinidad existen de manera simultanea. Son distintas, co-iguales y Personas eternas en un solo Dios. La Biblia revela que sólo existe un Dios (Deut 6:4).
Sin embargo, la Sagrada Escritura también nos enseña que Dios existe eternamente como tres Personas distintas, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.11
En Mateo 28:19-20, Jesús enfatiza la unidad de Dios, al usar la palabra singular como su nombre. Al mismo tiempo, sin embargo, Jesús también revela la diferencia de Personas en la Trinidad de Dios, al referirse de forma explícita al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
"Es un acto de obediencia, simbolizando la fe del creyente en un Salvador crucificado, sepultado y levantado de entre los muertos; La muerte del creyente al pecado, la sepultura de la vieja vida, y la resurrección para andar en una nueva vida en Cristo Jesús".12
El bautismo es un acto de obediencia. Cristo ordenó a sus seguidores ser bautizados (Mateo 28:19-20). Puesto que Jesús ordenó el bautismo, debe ser considerado una ordenanza Cristiana.
Como bautistas rechazamos que el bautismo es un sacramento. Negamos también que el bautismo produce algún tipo de transformación espiritual en quien lo recibe, por el contrario, enseñamos que el bautismo no trae consigo ningún estado extra de gracia espiritual. Explícitamente negamos que el bautismo regenera espiritualmente.
Los Bautistas sostenemos que el único candidato apropiado para ser bautizado, es aquel que ya ha sido espiritualmente renovado por la gracia de Dios, a través de la fe en Cristo Jesús (Ver efesios 2:8-9). El bautismo en el agua no te hace Cristiano, esto sólo da al creyente un sentido de pertenencia y membresía a su iglesia local escogida.
Los Bautistas practicamos el bautismo no solo porque es una ordenanza de Jesús, sino porque es una proclamación simbólica de la fe del creyente en Cristo Jesús. El Bautismo en la iglesia del Nuevo Testamento simbolizaba una identificación con Cristo en su muerte, sepultura y resurrección.13 El Bautismo retrata "la fe del creyente en el Salvador crucificado, sepultado y levantado de entre los muertos".14 Es un acto simbólico que testifica que el creyente se ha unido a Cristo en su muerte, sepultura y resurrección.
El bautismo es una declaración en publico de la lealtad del creyente hacía Cristo Jesús.
El Bautismo también testifica de forma simbólica el cambio interno que se lleva a cabo en el creyente, simboliza su nueva muerte al pecado, el entierro de su vieja vida y la resurrección para andar en una nueva vida siguiendo a Cristo Jesús.15
"Por tanto, mediante el bautismo fuimos sepultados con Él en su muerte, a fin de que, así como Cristo resucitó por el poder del Padre, también nosotros llevemos una vida nueva".16
"Es un testimonio a su fe en la resurrección final de los muertos".17
El Bautismo es una declaración de la fe del creyente en la resurrección de entre los muertos de Cristo Jesús18;Retrata gráficamente la verdad que esto comunica. "El bautismo es un símbolo, no una mera señal, pues realmente retrata la muerte del creyente y su resurrección con Cristo".19
"Siendo una ordenanza del Señor, es un requisito para el privilegio de participar como miembro dentro de la iglesia, así como en la Cena del Señor".20
Ya que el bautismo es un mandamiento de Cristo a sus seguidores, nadie que rechaza rendirse al bautismo del creyente obedece a Cristo. Ninguna iglesia local debería conceder el ingreso a cualquiera que desobedece abiertamente una orden clara de Cristo. Este es el deber de cada iglesia, mantener altos los estándares de nuevo ingreso, según lo requerido por la  Biblia.
2da de Tesalonicenses indica que aquellos que desobedecieron las enseñanzas de Pablo fueron disciplinados por la iglesia.21   Por ello, es inconcebible que alguien que desobedezca de manera abierta al mandato de Cristo en cuanto al bautismo, sea admitido dentro de la iglesia.
1. La Fe y Mensaje Bautista; acceso en internet, en Diciembre 9, 2003.
2 Paul Enns, El manual de Teología de humor cambiante, (Chicago: Moody Press, 1989), 363.
3 Ibid, 364.
4 Millard J. Erickson, Teología Cristiana (Grand Rapids: Baker Book House, 1985), 1104. Vea también:
Ewald M. Plass, Lo que Dice lutero, Vol. 1 (St. Louis: Concordia, 1959), 57-58.
John Calvin, Institutos de la religión Cristiana, libro 4, capitulo 16, sección 13.
5 Hechos 2:38; 16:30-33.
6 Hechos 2:37-41.
7 Hechos 8:12; 18.8.
8 Mateo 28:19, NVI.
9 Una mirada de cerca a la Trinidad, disponible en el sitio web: http://www.namb.net/evangelism/iev/PDF/CL_Trinity.p  acceso en Internet, en Diciembre 10, 2003.
11 Mateo 28:19-20, NVI.
12 La Fe y Mensaje Bautista
13 Romanos 6:4-5.
14 La Fe y Mensaje Bautista
15 Romanos 6:1-12.
16 Romanos 6:4, NVI.
17 La Fe y Mensaje Bautista
18 Romanos 6:5.
19 Erickson, Teología Cristiana 1101.
20 La Fe y Mensaje Bautista

La Fé y mensaje Bautista

I. Las Escrituras
La Santa Biblia fue escrita por hombres divinamente inspirados y es la revelación que Dios hace de sí mismo al hombre. Es un tesoro perfecto de instrucción divina. Tiene a Dios como su autor, su propósito es la salvación, y su tema es la verdad, sin mezcla alguna de error. Por tanto, toda la Escritura es totalmente verdadera y confiable. Ella revela los principios por los cuales Dios nos juzga, y por tanto es y permanecerá siendo hasta el fin del mundo, el centro verdadero de la unión Cristiana, y la norma suprema por la cual toda conducta, credos, y opiniones religiosas humanas deben ser juzgadas. Toda la Escritura es un testimonio de Jesús, quien es Él mismo el centro de la revelación divina.
Éxodo 24.4; Deuteronomio 4.1-2; 17.19; Josué 8.34; Salmos 19.7-10; 119.11, 89, 105, 140; Isaías 34.16; 40.8; Jeremías 15.16; 36.1-32; Mateo 5.17-18; 22.29; Lucas 21.33; 24.44-46; Juan 5.39; 16.13-15; 17.17; Hechos 2.16 y sgts.; 17.11; Romanos 15.4; 16.25-26; 2 Timoteo 3.15-17; Hebreos 1.1-2; 4..12; 1 Pedro 1.25, 2 Pedro 1.19-21.
II. Dios
Hay un Dios, y solo uno, viviente y verdadero. Él es un Ser inteligente, espiritual y personal, el Creador, Redentor, Preservador y Gobernador del universo. Dios es infinito en santidad y en todas las otras perfecciones. Dios es todopoderoso y omnisciente; y su perfecto conocimiento se extiende a todas las cosas, pasadas, presentes y futuras, incluyendo las decisiones futuras de sus criaturas libres. A Él le debemos el amor más elevado, reverencia y obediencia. El Dios eterno y trino se revela a sí mismo como Padre, Hijo y Espíritu Santo, con distintos atributos personales, pero sin división de naturaleza, esencia o ser.
A. Dios el Padre
Dios como Padre reina con cuidado providencial sobre todo su universo, sus criaturas, y el fluir de la corriente de la historia humana de acuerdo a los propósitos de su gracia. Él es todopoderoso, omnisciente, todo amor, y todo sabio. Dios es Padre en verdad de todos aquellos que llegan a ser sus hijos por medio de la fe en Cristo Jesús. Él es paternal en su actitud hacia todos los hombres.
Génesis 1.1; 2.7; Éxodo 3.14; 6.2-3; 15.11 y sgts.; 20.l y sgts.; Levítico 22.2; Deuteronomio 6.4; 32.6; 1 Crónicas 29.10; Salmos 19.1-3; Isaías 43.3,15; 64.8; Jeremías 10.10; 17.13; Mateo 6.9 y sgts.; 7.11; 23.9; 28.19; Marcos 1.9-11; Juan 4.24; 5.26; 14.6-13; 17.1-8; Hechos 1.7; Romanos 8.14-15; 1 Corintios 8.6; Gálatas 4.6; Efesios 4.6; Colosenses 1.15; 1 Timoteo 1.17; Hebreos 11.6; 12.9; 1 Pedro 1.17; 1 Juan 5.7.
B. Dios el Hijo
Cristo es el Hijo eterno de Dios. En su encarnación como Jesucristo fue concebido del Espíritu Santo y nacido de la virgen María. Jesús reveló y cumplió perfectamente la voluntad de Dios, tomando sobre sí mismo la naturaleza humana con sus demandas y necesidades e identificándose completamente con la humanidad, pero sin pecado. Él honró la ley divina por su obediencia personal, y en su muerte sustituta en la cruz, Él hizo provisión para la redención de los hombres del pecado. Él fue levantado de entre los muertos con un cuerpo glorificado y apareció a sus discípulos como la persona que estaba con ellos antes de su crucifixión. Él ascendió a los cielos y está ahora exaltado a la diestra de Dios donde Él es el Único Mediador, completamente Dios, completamente hombre, en cuya Persona se ha efectuado la reconciliación entre Dios y el hombre. Él volverá con poder y gloria para juzgar al mundo y consumar su misión redentora. Él mora ahora en todos los creyentes como el Señor vivo y omnisciente.
Génesis 18.1 y sgts.; Salmos 2.7 y sgts.; 110.1 y sgts.; Isaías 7.14; 53; Mateo 1.18-23; 3.17; 8.29; 11.27; 14.33; 16.16,27; 17.5; 27; 28.1-6,19; Marcos 1.1; 3.11, Lucas 1.35; 4.41; 22.70; 24.46; Juan 1.1-18,29; 10.30,38; 11.25-27; 12.44-50; 14.7-11; 16.15-16,28; 17.1-5,21-22; 20.1-20,28; Hechos 1.9; 2.22-24; 7.55-56; 9.4-5,20; Romanos 1.3-4; 3.23-26; 5.6-21; 8.1-3,34; 10.4; 1 Corintios 1.30; 2.2; 8.6; 15.1-8, 24-28; 2 Corintios 5.19-21; 8.9; Gálatas 4.4-5; Efesios 1.20; 3.11; 4.7-10; Filipenses 2.5-11; Colosenses 1.13-22; 2.9; 1 Tesalonicenses 4.14-18; 1 Timoteo 2.5-6; 3.16; Tito 2.13-14; Hebreos 1.1-3; 4.14-15; 7.14-28; 9.12-15, 24-28; 12.2; 13.8; 1 Pedro 2.21-25; 3.22; 1 Juan 1.7-9; 3.2; 4.14-15; 5.9; 2 Juan 7-9; Apocalipsis 1.13-16; 5.9-14; 12.10-11; 13.8; 19.16.
C. El Espíritu Santo de Dios
El Espíritu Santo es el Espíritu de Dios, completamente divino. Él inspiró a santos hombres de la antigüedad para que escribieran las Escrituras. Mediante la iluminación Él capacita a los hombres para entender la verdad. Él exalta a Cristo. Él convence a los hombres de pecado, de justicia, y de juicio. Él llama a los hombres al Salvador, y efectúa la regeneración. En el momento de la regeneración Él bautiza a cada creyente en el Cuerpo de Cristo. Él cultiva el carácter cristiano, conforta a los creyentes, y les da los dones espirituales por medio de los cuales ellos sirven a Dios mediante su iglesia. Él sella al creyente para el día de la redención final. Su presencia en el cristiano es la garantía de que Dios llevará al creyente hasta alcanzar la plenitud de la estatura de Cristo. Él ilumina y da poder al creyente y a la iglesia en adoración, evangelismo, y servicio.
Génesis 1.2; Jueces 14.6; Job 26.13; Salmos 51.11; 139.7 y sgts. Isaías 61.1-3; Joel 2.28-32; Mateo 1.18; 3.16; 4.1; 12.28-32; 28.19; Marcos 1.10,12; Lucas 1.35; 4.1,18-19; 11.13; 12.12; 24.49; Juan 4.24; 14.16-17,26; 15.26; 16.7-14; Hechos 1.8; 2.1-4,38; 4.31; 5.3; 6.3; 7.55; 8.17,39; 10.44; 13.2; 15.28; 16.6; 19.1-6; Romanos 8.9-11,14-16,26-27; 1 Corintios 2.10-14; 3.16; 12.3-11,13; Gálatas 4.6; Efesios 1.13-14; 4.30; 5.18; 1 Tesalonicenses 5.19; 1 Timoteo 3.16; 4.1; 2 Timoteo 1.14; 3.16; Hebreos 9.8,14; 2 Pedro 1.21; 1 Juan 4.13; 5.6-7; Apocalipsis 1.10: 22.17.
III. El hombre
El hombre es la creación especial de Dios, hecho a su propia imagen. Él los creó hombre y mujer como la corona de su creación. La dádiva del género es por tanto parte de la bondad de la creación de Dios. En el principio el hombre era inocente y fue dotado por Dios con la libertad para elegir. Por su propia decisión el hombre pecó contra Dios y trajo el pecado a la raza humana. Por medio de la tentación de Satanás el hombre transgredió el mandamiento de Dios, y cayó de su estado original de inocencia, por lo cual su posteridad heredó una naturaleza y un ambiente inclinado al pecado. Por tanto, tan pronto como son capaces de realizar una acción moral, se convierten en transgresores y están bajo condenación. Solamente la gracia de Dios puede traer al hombre a su compañerismo santo y capacitar al hombre para que cumpla el propósito creativo de Dios. La santidad de la personalidad humana es evidente en que Dios creó al hombre a su propia imagen, y en que Cristo murió por el hombre; por lo tanto, cada persona de cada raza posee absoluta dignidad y es digna del respeto y del amor Cristiano.
Génesis 1.26-30; 2.5, 7.18-22; 3; 9.6; Salmos 1; 8.3-6; 32.1-5; 51.5; Isaías 6.5; Jeremías 17.5; Mateo 16.26; Hechos 17.26-31; Romanos 1.19-32; 3.10-18,23; 5.6,12,19; 6.6; 7.14-25; 8.14-18,29; 1 Corintios 1.21-31; 15.19,21-22; Efesios 2.1-22; Colosenses 1.21-22; 3.9-11.
IV. Salvación
La salvación implica la redención total del hombre, y se ofrece gratuitamente a todos los que aceptan a Jesucristo como Señor y Salvador, quien por su propia sangre obtuvo redención eterna para el creyente. En su sentido más amplio la salvación incluye la regeneración, la justificación, la santificación, y la glorificación. No hay salvación aparte de la fe personal en Jesucristo como Señor.
A. Regeneración, o el nuevo nacimiento, es una obra de la gracia de Dios por la cual los creyentes llegan a ser nuevas criaturas en Cristo Jesús. Es un cambio de corazón, obrado por el Espíritu Santo por medio de la convicción de pecado, al cual el pecador responde en arrepentimiento hacia Dios y fe en el Señor Jesucristo. El arrepentimiento y la fe son experiencias de gracia inseparables.
El arrepentimiento es una genuina vuelta del pecado hacia Dios. La fe es la aceptación de Jesucristo y la dedicación de la personalidad total a Él como Señor y Salvador.
B. Justificación, es la obra de gracia de Dios y la completa absolución basada en los principios de su gracia hacia todos los pecadores que se arrepienten y creen en Cristo. La justificación coloca al creyente en una relación de paz y favor con Dios.
C. Santificación es la experiencia que comienza en la regeneración, mediante la cual el creyente es separado para los propósitos de Dios, y es capacitado para progresar hacia la madurez moral y espiritual por medio de la presencia del Espíritu Santo que mora en él. El crecimiento en gracia debe continuar durante toda la vida de la persona regenerada.
D. Glorificación es la culminación de la salvación y es el estado bendito y permanente del redimido.
Génesis 3.15; Ëxodo 3.14-17; 6.2-8; Mateo 1.21; 4.17; 16.21-26; 27.22-28.6; Lucas 1.68-69; 2.28-32; Juan 1.11-14,29; 3.3-21,36; 5.24; 10.9,28-29; 15.1-16; 17.17; Hechos 2.21; 4.12; 15.11; 16.30-31; 17.30-31; 20.32; Romanos 1.16-18; 2.4; 3.23-25; 4.3 y sgts.; 5.8-10; 6.1-23; 8.1-18,29-39; 10.9-10,13; 13.11-14; 1 Corintios 1.18, 30; 6.19-20; 15.10; 2 Corintios 5.17-20; Gálatas 2.20; 3.13; 5.22-25; 6.15; Efesios 1.7; 2.8-22; 4.11-16; Filipenses 2.12-13; Colosenses 1.9-22; 3.1 y sgts.; 1 Tesalonicenses 15.23-24; 2 Timoteo 1.12; Tito 2.11-14; Hebreos 2.1-3; 5.8-9; 9.24-28; 11.1-12.8,14; Santiago 2.14-26; 1 Pedro 1.2-23; 1 Juan 1.6-2.11; Apocalipsis 3.20; 21.1-22.5.
V. El Propósito de la Gracia de Dios
La elección es el propósito de la gracia de Dios, según el cual Él regenera, justifica, santifica y glorifica a los pecadores. Es consistente con el libre albedrío del hombre, e incluye todos los medios relacionados con el fin. Es la gloriosa expresión de la bondad soberana de Dios, y es infinitamente sabia, santa e inmutable. Excluye la jactancia y promueve la humildad.
Todos los verdaderos creyentes perseveran hasta el fin. Aquellos a quienes Dios ha aceptado en Cristo y santificado por su Espíritu, jamás caerán del estado de gracia, sino que perseverarán hasta el fin. Los creyentes pueden caer en pecado por negligencia y tentación, por lo cual contristan al Espíritu, menoscaban sus virtudes y su bienestar, y traen reproche a la causa de Cristo y juicios temporales sobre sí mismos; sin embargo, ellos serán guardados por el poder de Dios mediante la fe para salvación.
Génesis 12.1-3; Éxodo 19.5-8; 1 Samuel 8.4-7,19-22; Isaías 5.1-7; Jeremías 31.31 y sgts.; Mateo 16.18-19; 21.28-45; 24.22,31; 25.34; Lucas 1.68-79; 2.29-32; 19.41-44: 24.44-48; Juan 1.12-14; 3.16; 5.24; 6.44-45,65; 10.27-29; 15.16; 17.6,12.17-18: Hechos 20.32; Romanos 5.9-10; 8.28-29; 10.12-15; 11.5-7,26-36; 1 Corintios 1.1-2; 15.24-28; Efesios 1.4-23; 2.1-10; 3.1-11; Colosenses 1.12-14; 2 Tesalonicenses 2.13-14; 2 Timoteo 1.12; 2.10,19; Hebreos 11.39-12.2; Santiago 1.12; 1 Pedro 1.2-5,13; 2.4-10; 1 Juan 1.7-9; 2.19; 3.2.
VI. La Iglesia
Una iglesia del Nuevo Testamento del Señor Jesucristo es una congregación local y autónoma de creyentes bautizados, asociados en un pacto en la fe y el compañerismo del evangelio; cumpliendo las dos ordenanzas de Cristo, gobernada por sus leyes, ejercitando los dones, derechos, y privilegios con los cuales han sido investidos por su Palabra, y que tratan de predicar el evangelio hasta los fines de la tierra. Cada congregación actúa bajo el señorío de Jesucristo por medio de procesos democráticos. En tal congregación cada miembro es responsable de dar cuentas a Jesucristo como Señor. Sus oficiales escriturales son pastores y diáconos. Aunque tanto los hombres como las mujeres son dotados para servir en la iglesia, el oficio de pastor está limitado a los hombres, como lo limita la Escritura.
El Nuevo Testamento habla también de la iglesia como el Cuerpo de Cristo el cual incluye a todos los redimidos de todas las edades, creyentes de cada tribu, y lengua, y pueblo, y nación.
Mateo 16.15-19; 18.15-20; Hechos 2.41-42, 47; 5.11-14; 6.3-6; 14.23,27; 15.1-30; 16.5; 20.28; Romanos 1.7; 1 Corintios 1.2; 3.16; 5.4-5; 7.17; 9.13-14; 12, Efesios 1.22-23; 2.19-22; 3.8-11,21; 5.22-32; Filipenses 1.1; Colosenses 1.18; 1 Timoteo 2.9-14; 3.1-15; 4.14; Hebreos 11.39-40; 1 Pedro 5.1-4; Apocalipsis 2-3; 21.2-3.
VII. El Bautismo y la Cena del Señor
El bautismo cristiano es la inmersión de un creyente en agua en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Es un acto de obediencia que simboliza la fe del creyente en un Salvador crucificado, sepultado y resucitado, la muerte del creyente al pecado, la sepultura de la antigua vida, y la resurrección para andar en novedad de vida en Cristo Jesús. Es un testimonio de su fe en la resurrección final de los muertos. Como es una ordenanza de la iglesia, es un requisito que precede al privilegio de ser miembro de la iglesia y a participar en la Cena del Señor.
La Cena del Señor es un acto simbólico de obediencia por el cual los miembros de la iglesia, al participar del pan y del fruto de la vid, conmemoran la muerte del Redentor y anuncian su segunda venida.
Mateo 3.13-17; 26.26-30; 28.19-20; Marcos 1.9-11; 14.22-26; Lucas 3.21-22; 22.19-20; Juan 3.23; Hechos 2.41-42; 8.35-39; 16.30.33; 20.7; Romanos 6.3-5; 1 Corintios 10.16,21; 11.23-29; Colosenses 2.12.
VIII. El Día del Señor
El primer día de la semana es el Día del Señor. Es una institución cristiana que se debe observar regularmente. Conmemora la resurrección de Cristo de entre los muertos y debe incluir ejercicios de adoración y devoción espiritual, tanto públicos como privados. Las actividades en el Día del Señor deben estar de acuerdo con la conciencia Cristiana bajo el Señorío de Jesucristo.
Éxodo 20.8-11; Mateo 12.1-12; 28.1 y sgts.; Marcos 2.27-28; 16.1-7; Lucas 24.1-3,33-36; Juan 4.21-24; 20.1,19-28; Hechos 20.7; Romanos 14.5-10; 1 Corintios 16.1-2; Colosenses 2.16; 3.16; Apocalipsis 1.10.
IX. El Reino
El Reino de Dios incluye tanto su soberanía general sobre el universo como su señorío particular sobre los hombres que voluntariamente lo reconocen como Rey. Particularmente el Reino es el reino de la salvación en el cual los hombres entran mediante su entrega a Jesucristo por medio de una fe y confianza semejante a la de un niño. Los Cristianos deben orar y trabajar para que venga el Reino y que la voluntad de Dios se haga en la tierra. La consumación final del Reino espera el regreso de Jesucristo y el fin de esta era.
Génesis 1.1; Isaías 9.6-7; Jeremías 23.5-6; Mateo 3.2; 4.8-10,23; 12.25-28; 13.1-52; 25.31-46; 26.29; Marcos 1.14-15; 9.1; Lucas 4.43; 8.1; 9.2; 12.31-32; 17.20-21; 23.42; Juan 3.3; 18.36; Hechos 1.6-7; 17.22-31; Romanos 5.17; 8.19; 1 Corintios 15.24-28; Colosenses 1.13; Hebreos 11.10,16; 12.28; 1 Pedro 2.4-10; 4.13; Apocalipsis 1.6,9; 5.10; 11.15; 21- 22.
X. Las Últimas Cosas
Dios, en su propio tiempo y en su propia manera, traerá el mundo a su fin apropiado. De acuerdo a su promesa, Jesucristo regresará a la tierra en gloria de manera personal y visible; los muertos resucitarán; y Cristo juzgará a todos los hombres en justicia. Los injustos serán consignados al Infierno, el lugar del castigo eterno. Los justos en sus cuerpos resucitados y glorificados recibirán su recompensa y morarán para siempre en el Cielo con el Señor.
Isaías 2.4; Mateo 16.27; 18.8.9; 19.28; 24.27,30,36,44; 25.31-46; 26.64; Marcos 8.38; 9.43-48: Lucas 12.40,48; 16.19-26; 17.22-37; 21.27-28; Juan 14.1-3; Hechos 1.11; 17.31; Romanos 14.10; 1 Corintios 4.5; 15.24-28,35-58; 2 Corintios 5.10; Filipenses 3.20-21; Colosenses 1.5; 3.4; 1 Tesalonicenses 4.14-18; 5.1 y sgts. 2 Tesalonicenses 1.7 y sgts.; 2; 1 Timoteo 6.14; 2 Timoteo 4.1,8; Tito 2.13; Hebreos 9.27-28; Santiago 5.8; 2 Pedro 3.7 y sgts. 1 Juan 2.28; 3.2; Judas 14; Apocalipsis 1.18; 3.11; 20:1-22.13.
XI. Evangelismo y Misiones
Es deber y privilegio de cada seguidor de Cristo y de cada iglesia del Señor Jesucristo esforzarse por hacer discípulos de todas las naciones. El nuevo nacimiento del espíritu del hombre por el Espíritu Santo de Dios significa el nacimiento del amor a los demás. El esfuerzo misionero de parte de todos, por lo tanto, depende de una necesidad espiritual de la vida regenerada, y se expresa y ordena repetidamente en las enseñanzas de Cristo. El Señor Jesucristo ha ordenado que se predique el evangelio a todas las naciones. Es deber de cada hijo de Dios procurar constantemente ganar a los perdidos para Cristo mediante el testimonio personal apoyado por un estilo de vida Cristiano, y por otros métodos que estén en armonía con el evangelio de Cristo.
Génesis 12.1-3; Éxodo 19.5-6; Isaías 6.1-8; Mateo 9.37-38; 10.5-15; 13.18-30,37-43; 16.19; 22.9-10; 24.14; 28.18-20; Lucas 10.1-18; 24.46-53; Juan 14.11-12; 15.7-8,16; 17.15; 20.21; Hechos 1.8; 2.; 8.26-40; 10.42-48; 13.2-3; Romanos 10.13-15; Efesios 3.1-11; 1 Tesalonicenses 1.8; 2 Timoteo 4.5; Hebreos 2.1-3; 11.39-12.2; 1 Pedro 2.4-10; Apocalipsis 22.17.
XII. Educación
El Cristianismo es la fe de la iluminación y la inteligencia. En Jesucristo habitan todos los tesoros de sabiduría y conocimiento. Todo conocimiento básico es, por lo tanto, una parte de nuestra herencia cristiana. El nuevo nacimiento abre todas las facultades humanas y crea sed de conocimiento. Por otra parte, la causa de la educación en el Reino de Cristo está coordinada con las causas de las misiones y de la beneficencia, y debe recibir juntamente con éstas el apoyo liberal de las iglesias. Un sistema adecuado de educación Cristiana es necesario para completar el programa espiritual del cuerpo de Cristo.
En la educación Cristiana debe haber un balance apropiado entre la libertad académica y la responsabilidad académica. La libertad en cualquier relación humana ordenada es siempre limitada y nunca absoluta. La libertad de un maestro en una institución educacional Cristiana, escuela, colegio, universidad o seminario, está siempre limitada por la preeminencia de Jesucristo, la naturaleza autoritativa de las Escrituras, y por el propósito distintivo para el cual la escuela existe.
Deuteronomio 4.1,5,9,14; 6.1-10; 31.12-13; Nehemías 8.1-8; Job 28.28; Salmos 19.7 sgts. 119.11; Proverbios 3.13 y sgts.; 4.1-10; 8.1-7,11; 15.14; Eclesiastés 7.19; Mateo 5.2; 7.2 y sgts.; 28.19-20; Lucas 2.40; 1 Corintios 1.18-31; Efesios 4.11-16; Filipenses 4.8; Colosenses 2.3,8-9; 1 Timoteo 1.3-7; 2 Timoteo 2.15; 3.14-17; Hebreos 5.12-6.3; Santiago 1.5; 3.17.
XIII. Mayordomía
Dios es la fuente de todas las bendiciones, temporales y espirituales; todo lo que tenemos y somos se lo debemos a Él. Los Cristianos están endeudados espiritualmente con todo el mundo, un encargo santo en el evangelio, y una mayordomía obligatoria en sus posesiones. Por tanto, están bajo la obligación de servir a Dios con su tiempo, talentos y posesiones materiales; y deben reconocer que todo esto les ha sido confiado para que lo usen para la gloria de Dios y para ayudar a otros. De acuerdo con las Escrituras, los Cristianos deben contribuir de lo que tienen, alegre, regular, sistemática, proporcional y liberalmente para el progreso de la causa del Redentor en la tierra.
Génesis 14.20; Levítico 27.30-32; Deuteronomio 8.18; Malaquías 3.8-12; Mateo 6.1-4,19-21; 19.21; 23.23; 25.14-29; Lucas 12.16-21,42; 16.1-13; Hechos 2.44-47; 5.1-11; 17.24; 25.20-35; Romanos 6.6-22; 12.1-2; 1 Corintios 4.1-2; 6.19-20; 12; 16.1-4; 2 Corintios 8-9; 12.15; Filipenses 4.10-19; 1 Pedro 1.18-19.
XIV. Cooperación
El pueblo de Cristo debe, según la ocasión lo requiera, organizar tales asociaciones y convenciones que puedan asegurar de la mejor manera posible la cooperación necesaria para lograr los grandes objetivos del Reino de Dios. Tales organizaciones no tienen autoridad una sobre otra ni sobre las iglesias. Ellas son organizaciones voluntarias para aconsejar, para descubrir, combinar y dirigir las energías de nuestro pueblo de la manera más eficaz. Los miembros de las iglesias del Nuevo Testamento deben cooperar unos con otros en llevar adelante los ministerios misioneros, educacionales y benevolentes para la extensión del Reino de Cristo. La unidad Cristiana en el sentido del Nuevo Testamento, es armonía espiritual y cooperación voluntaria para fines comunes por varios grupos del pueblo de Cristo. La cooperación entre las denominaciones Cristianas es deseable, cuando el propósito que se quiere alcanzar se justifica en sí mismo, y cuando tal cooperación no incluye violación alguna a la conciencia ni compromete la lealtad a Cristo y su Palabra como se revela en el Nuevo Testamento.
Éxodo 17.12; 18.17 y sgts.; Jueces 7.21; Esdras 1.3-4; 2.68-69; 5.14-15; Nehemías 4; 8.1-5; Mateo 10.5-15; 20.1-16; 22.1-10; 28.19-20; Marcos 2.3; Lucas 10.1 y sgts.; Hechos 1.13-14; 2.1 y sgts.; 4.31-37; 13.2-3; 15.1-35; 1 Corintios 1.10-17; 3.5-15; 12;2 Corintios 8 y 9; Gálatas 1.6-10; Efesios 4.1-16; Filipenses 1.15-18.
XV. El Cristiano y el Orden Social
Todos los Cristianos están bajo la obligación de procurar hacer que la voluntad de Cristo sea soberana en nuestras propias vidas y en la sociedad humana. Los medios y los métodos usados para mejorar la sociedad y para el establecimiento de la justicia entre los hombres pueden ser verdadera y permanentemente útiles solamente cuando están enraizados en la regeneración del individuo por medio de la gracia salvadora de Dios en Jesucristo. En el espíritu de Cristo, los cristianos deben oponerse al racismo, a toda forma de codicia, egoísmo, vicio, a todas las formas de inmoralidad sexual, incluyendo el adulterio, la homosexualidad y la pornografía. Nosotros debemos trabajar para proveer para los huérfanos, los necesitados, los abusados, los ancianos, los indefensos y los enfermos. Debemos hablar a favor de los que no han nacido y luchar por la santidad de toda la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural. Cada cristiano debe procurar hacer que la industria, el gobierno y la sociedad como un todo estén regidos por los principios de la justicia, la verdad y el amor fraternal. Para promover estos fines los Cristianos deben estar dispuestos a trabajar con todos los hombres de buena voluntad en cualquier causa, siendo siempre cuidadosos de actuar en el espíritu de amor sin comprometer su lealtad a Cristo y a su verdad.
Éxodo 20.3-17; Levítico 6.2-5; Deuteronomio 10.12; 27.17; Salmos 101.5; Miqueas 6.8; Zacarías 8.16; Mateo 5.13-16,43-48; 22.36-40; 25.35; Marcos 1.29-34; 2.3 y sgts.; 10.21; Lucas 4.18-21; 10.27-37; 20.25; Juan 15.12; 17.15; Romanos 12-14; 1 Corintios 5.9-10; 6.1-7; 7.20-24; 10.23-11-1; Gálatas 3.26-28; Efesios 6.5-9; Colosenses 3.12-17; 1 Tesalonicenses 3.12; Filemón; Santiago 1.27; 2.8.
XVI. Paz y Guerra
Es el deber de todo cristiano buscar la paz con todos los hombres basándose en los principios de justicia. De acuerdo con el espíritu y las enseñanzas de Cristo, ellos deben hacer todo lo que esté de su parte para poner fin a la guerra.
El verdadero remedio al espíritu guerrero es el evangelio de nuestro Señor. La necesidad suprema del mundo es la aceptación de sus enseñanzas en todas las relaciones de hombres y naciones, y la aplicación práctica de su ley de amor. Las personas Cristianas en todo el mundo deben orar por el reino del Príncipe de Paz.
Isaías 2.4; Mateo 5.9,38-48; 6.33; 26.52; Lucas 22.36,38; Romanos 12.18-19; 13.1-7; 14.19; Hebreos 12.14; Santiago 4.1-2.
XVII. Libertad Religiosa
Solamente Dios es Señor de la conciencia, y Él la ha dejado libre de las doctrinas y de los mandamientos de hombres que son contrarios a su Palabra o no contenidos en ella. La iglesia y el estado deben estar separados. El estado debe protección y completa libertad a toda iglesia en el ejercicio de sus fines espirituales. Al proveer tal libertad ningún grupo eclesiástico o denominación debe ser favorecida por el estado sobre otros grupos. Como el gobierno civil es ordenado por Dios, es deber de los Cristianos rendirle obediencia leal en todas las cosas que no son contrarias a la voluntad revelada de Dios. La iglesia no debe recurrir al poder civil para realizar su obra. El evangelio de Cristo considera solamente los medios espirituales para alcanzar sus fines. El estado no tiene derecho a imponer penalidades por opiniones religiosas de cualquier clase. El estado no tiene derecho a imponer impuestos para el sostenimiento de ninguna forma de religión. El ideal cristiano es el de una iglesia libre en un estado libre, y esto implica el derecho para todos los hombres del acceso libre y sin obstáculos a Dios, y el derecho a formar y propagar opiniones en la esfera de la religión, sin interferencia por parte del poder civil.
Génesis 1.27; 2.7; Mateo 6.6-7,24; 16.26; 22.21; Juan 8.36; Hechos 4.19-20; Romanos 6.1-2; 13.1-7; Gálatas 5.1,13; Filipenses 3.20; 1 Timoteo 2.1-2; Santiago 4.12; 1 Pedro 2.12-17; 3.11-17; 4.12.19.
XVIII. La Familia
Dios ha ordenado la familia como la institución fundamental de la sociedad humana. Está compuesta por personas relacionadas unas con otras por matrimonio, sangre o adopción.
El matrimonio es la unión de un hombre y una mujer en un pacto de compromiso por toda la vida. Es el don único de Dios para revelar la unión entre Cristo y Su iglesia y para proveer para el hombre y la mujer en el matrimonio un medio para compañerismo íntimo, el canal para la expresión sexual de acuerdo a los patrones bíblicos, y los medios para la procreación de la raza humana.
El esposo y la esposa tienen el mismo valor delante de Dios, puesto que ambos fueron creados a la imagen de Dios. La relación matrimonial modela la forma como Dios se relaciona con su pueblo. Un esposo debe amar a su esposa como Cristo amó a la iglesia. Él tiene la responsabilidad dada por Dios de proveer, proteger y dirigir a su familia. Una esposa debe someterse con gracia al liderazgo como siervo de su esposo, así como la iglesia se sujeta voluntariamente a la dirección de Cristo. Ella, siendo creada a la imagen de Dios como lo es su marido, y por tanto igual a él, tiene la responsabilidad dada por Dios de respetar a su marido y servirle de ayuda en la administración del hogar y la educación de la próxima generación.
Los niños, desde el momento de la concepción, son una bendición y herencia del Señor. Los padres deben demostrar a sus hijos el modelo de Dios para el matrimonio. Los padres deben enseñar a sus hijos los valores espirituales y morales, y dirigirlos, mediante el ejemplo de un estilo de vida consistente y una disciplina amorosa, para que hagan decisiones basadas en la verdad bíblica. Los hijos deben honrar y obedecer a sus padres.
Génesis 1.26-28; 2.15-25; 3.1-20; Éxodo 20.12; Deuteronomio 6.4-9; Josué 24.15; 1 Samuel 1.26-28; Salmos 51.5; 78.1-8; 127; 128; 139.13-16; Proverbios 1.8; 5.15-20; 6.20-22; 12.4; 13.24; 14.1; 17.6; 18.22; 22.6,15; 23.13-14; 24.3: 29.15,17; 31.10-31; Eclesiastés 4.9-12; 9.9; Malaquías 2.14-16; Mateo 5.31-32; 18.2-5; 19.3-9; Marcos 10.6-12; Romanos 1.18-32; 1 Corintios 7.1-16; Efesios 5.21-33; 6.1-4; Colosenses 3.18-21; 1 Timoteo 5.8,14; 2 Timoteo 1.3-5; Tito 2.3-5;