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jueves

Predica Dominical octubre 3 de 2013

Pastor: William Peña

Daniel un hombre con espiritu superior
(Dan 6:3)  Pero Daniel mismo era superior a estos sátrapas y gobernadores, porque había en él un espíritu superior; y el rey pensó en ponerlo sobre todo el reino.



CAPÍTULO 1

       1:1 – En el año tercero del reinado de Joacim rey de Judá --  Este año fue el 605 a. C.  Compárese Jer. 25:1; 46:2.

       Los críticos modernistas (la crítica destructiva)  apuntan a este versículo como si fuera una inexactitud, o discrepancia histórica, y prueba que no hay inspiración sobrenatural, porque Jeremías (en 25:1) se refiere al año cuarto de Joacim en lugar del tercero.

       Tomando en cuenta los dos métodos de fe­char a los reyes babilonios y a los palestinos, no hay contradicción. Jeremías, escribiendo en Pa­lestina, data el reinado de Joacim desde el tiempo de su acceso al trono.  Pero Daniel, escribiendo en Babilonia, sigue la costumbre de allí de datar el reinado del rey, no desde el año del acceso al trono, sino desde el año completo que seguiría a ése del acceso al trono. (El método babilonio tiene que tomarse en cuenta al comparar 1:5 con 2:1; allí lo comentaremos).

       Joacim, el rey decimoséptimo de Judá, fue establecido rey sobre Judá por Faraón Necao de Egipto (2 Crón. 35:20).  Fue rey malo ante los ojos de Jehová.  En el cuarto año de su reinado, fue hecho súbdito de Nabucodonosor, y tres años después se rebeló contra él.  Su hijo, Joaquín, le sucedió. Consúltense 2 Crón. 36:5-10;  2 Reyes 23:36—24:9; Jer. 22:18,19; 36:30; 46:2.

            -- vino Nabucodonosor rey de Babilonia a Jerusalén, y la sitió – Aquí Nabucodonosor por anticipación (prolepsis) es llamado “rey”; en realidad en el momento aquí referido todavía no era rey, sino el general del ejército babilonio y corregente con su padre, Nabopolasar, el fundador del imperio neobabilónico (625 a 605 a. J.).  (Los críticos destructivos hacen gran caso de que Daniel aquí llame “rey” a Nabucodonosor cuando en rea­lidad todavía no lo era.  Para ellos esto era gran equivocación).

            Nabucodonosor, después de su victoria sobre Necao en Carquemis (cerca de mayo o junio del 605 a. C.), continuó su conquista hacia el sudoeste, tomando ciudades de Palestina.  Llegó a Jerusalén y la sitió (2 Reyes 24:1; 2 Crón. 36:5-7).

            Cuando su padre, Nabopolasar, murió en agosto de 605 a. C., Nabucodonosor regresó a Babilonia, sin haber tomado totalmente a Je­ru­salén.  El día 6 de sep­tiembre, recibió el trono en Babilonia.



            1:2 -- Y el Señor entregó en sus manos a Joacim rey de Judá – Nótese la referencia a la Providencia de Dios en este evento.  El tema del libro Daniel es que Dios rige los reinos de los hombres.  En este versículo vemos el principio de este tema. Dios reina a nivel individual como nacional (1:9,17; 2:21,37; Jer. 27:5,6).  Al enfocarnos en la vida de Daniel, no nos olvidemos de Dios.  En este capítulo se nos habla de la soberanía de Dios (ver. 2), su vindicación (vers. 8,14,15), su providencia (ver. 9), y su superioridad (vers. 17,20).  Dios usó al poderío babilónico para castigar a los judíos idólatras; Nabucodonosor fue instrumento en manos de Dios (Jer. 25:9).

            Sobre Joacim, véanse los comentarios en el ver. 1.

            -- y parte de los utensilios de la casa de Dios – Véanse 1 Reyes 7:48-51; 2 Reyes 20:13; 24:13; 25:13-16.  El hecho de traer estos utensilios y artículos a Babilonia atribuiría la victoria a las deidades babilonias.

            Estos utensilios después fueron profanados por Belsasar (5:1-4).  Luego, fueron devueltos a su propio lugar por Ciro y Darío (Esdras 1:7-11; 6:5).

            -- y los trajo a tierra de Sinar -- Sinar es nombre dado a la Baja Mesopotamia.  Véanse Gén. 10:10; 11:2; 14:1,9; Jos. 7:21 (hebreo, “manto de Sinar”, Ver.   BLA),  Isa. 11:11; Zac. 5:11.

            -- a la casa de su dios, y colocó los utensilios en la casa del tesoro de su dios --  Su dios era Marduc, también llamado “Bel”, el dios principal del panteón babilónico, y que corresponde al Zeus griego y al Baal fenicio. Babilonia tenía una variedad de deidades.  Véase Isa. 46:1.



            1:3 --Y dijo el rey a Aspenaz, jefe de sus eunucos -– Los jefes, u oficiales (Ver.  BLA), pudieron haber sido o eunucos (varones castrados), u oficiales de la corte.  En Gén 37:36; 39:1; se encuentra la misma palabra hebrea (saris), y sabemos que Potifar era hombre casado. Probablemente Aspenaz era eunuco.  No hemos de concluir que necesariamente Daniel haya sido eunuco, aunque esto es una posibilidad (Isa. 39:7; 2 Reyes 20:17,18).  2:17 también menciona, referente a la casa de Daniel, solamente los tres compañeros jóvenes; nada de esposa ni hijos.  Por otro lado, Ezeq. 14:20 indica la posibilidad de que Daniel haya tenido hijos.

            Los reyes orientales tenían harenes con sus eunucos que cuidaban a las mujeres en ellos; por ejemplo, 2 Reyes 9:30-32.

            El hombre eunuco no podía entrar en la asamblea de Jehová (Deut. 23:1).  Sin embargo, al reino del Mesías el eunuco sí tendría acceso (Isa. 56:1-5; Hech. 8:38).

            -- que trajese de los hijos de Israel, del linaje real de los príncipes – Hubo tres deportaciones de judíos a Babilonia.  Ésta fue la primera, predicha por Isaías unos 150 años antes.

            Algunos ven aquí referencia a tres grupos diferentes de personas: hebreos, familiares de reyes, y nobles.  Otros ven una sola categoría de personas, todas de nobleza y de sangre real.  Josefo, el historiador, afirma que Daniel y sus tres amigos (ver. 6) eran familiares del rey Sedequías.

            Nabucodonosor quiso tener en su derredor diplomáticos jóvenes y talentosos de diferentes culturas para compartir ideas y hasta revelar sueños, todo para el beneficio de su imperio.



            1:4 -- muchachos en quienes no hubiese tacha alguna, de buen parecer, enseñados en toda sabiduría, sabios en ciencia y de buen entendimiento, e idóneos para estar en el palacio del rey; y que les enseñase las letras y la lengua de los caldeos --  Aquí vemos que Nabucodonosor requería siete cualidades para quiénes constituyeran los diplomáticos o consejeros de su corte.  Son tanto cualidades exteriores como interiores.  Las cualidades espirituales de Daniel y sus amigos se notan más abajo, versículos 8 y sig.

            En aquel tiempo, los babilonios eran hombres eruditos en la matemática, la astronomía, y la medicina.    Ellos poseían una biblioteca inmensa de literatura escrita en tablillas de barro, sobre una área vasta de disciplinas, incluyendo reli­gión, obras científicas, y obras literarias.  Entre dichas obras existían tablillas que hablaban de la creación y del gran diluvio. (Los babilonios ha­bían heredado una biblioteca grande del rey asirio, Asurbanipal, 668 a 626 a. C.).

            Nabucodonosor quiso aculturar a estos pri­sioneros escogidos para lograr así una fidelidad a su reinado, una buena dirección del imperio, y tal vez para facilitar la conquista de más países.  Compárese Hech. 7:22.

            La lengua de los babilonios era akadian (de Akad, la región baja de Mesopotamia), y se escribía de manera cuneiforme (= cuña, forma).

            El término “caldeos” aquí se usa en sentido étnico para designar a los habitantes de toda Babilonia.  (Compárense 5:30; 9:1; Isa. 13:19; 47:1; 48:14).  Más tarde (2:2,4) se usa para indicar un sector de eruditos, astrólogos, o sabios, en Babilonia.



            1:5 --  Y les señaló el rey ración para cada día, de la provisión de la comida del rey, y del vino que él bebía – Esta ración diaria de comida para Daniel y sus compañeros o incluía comida inmunda según la enseñanza en Levítico, o algo sacrificado a ídolos.

            En lugar de “comida”, dice la Ver.  ASV, “dainties”; o sea, “comida exquisita o delicada”.  La Ver.  MOD dice, “manjares delicados”.

            Véase ver.  8, comentarios.

            -- que los criase tres años, para que al fin de ellos se presentasen delante del rey --  Aquí el verbo “criase” en la Ver. ASV se traduce “fueran nutridos”; La Ver.  MOD dice, “mantuvieran”, y la Ver.  LBA dice, “educaran”.

            Esta educación o crianza incluía tanto lo fí­sico (compárese Isa. 1:2) como también lo inte­lectual (considérese 2 Reyes 10:6). En Babilonia ya se había desarrollado un número de ciencias, tales como la matemática, la medicina, la taxonomía, la química, la metalurgia, la teología, la astronomía, la arquitectura, la lingüística, la agricultura, la meteorología, y la agronomía.            El propósito de este régimen del rey fue muy pragmático y posiblemente psicológico, pues las cosas exquisitas de su mesa real tenderían a suavizar moralmente a la persona extranjera  (co­m­párense Sal. 141:4; Prov. 23:1-3; Apoc. 18:14).  La educación en las maneras y conocimientos babilónicos servirían para con­vertir a la persona en una verdadera babilonia (ser “caldeanizada”). Así desapa­re­cerían en gran parte las culturas aje­nas en el imperio.

            Los educados así, entre los que fueron lle­vados cautivos de Palestina, al fin de su período de educación estarían al servicio del rey de Ba­bilonia.

            Véanse 1:19; 2:48-49; 2 Reyes 20:18; Isa. 39:7.    Al estar al servicio del rey de Babilonia, en tareas elevadas, estarían al servicio del Rey de los cielos.



            1:6 -- Entre éstos estaban Daniel, Ananías, Misael y Azarías, de los hijos de Judá --  Estos nombres daban honor a Jehová Dios. Sus sig­nificados son: “Dios es mi Juez” (Daniel), “Dios ha sido misericordioso” (Ananías), “¿Quién es lo que Dios es?” (Misael), y “Jehová ha ayudado”(Azarías).



            1:7 -- A éstos el jefe de los eunucos puso nombres: puso a Daniel, Beltsasar; a Ananías, Sadrac; a Misael, Mesac; y a Azarías, Abed-nego --  Ya que creían los babilonios que habían conquistado a los hebreos, cambiaron los nom­bres de éstos para honrar a sus dioses.  Compárense 2 Reyes 23:34; 24:17; Ester  2:7.  Sin duda este proceso tuvo por fin hacer que  estos jóvenes asimilaran la cultura babilónica y borrarles su trasfondo hebraico.  Nótense los comentarios en el ver. 5 sobre esto. Aunque éstos se acomodaron a la cultura y a los conocimientos del país, siguieron fieles a su fe en Jehová Dios.

            Los significados de estos nombres son: “Protege su vida” (Beltsasar) (véase 4:8), “Mandamiento de Aku”—el dios de la luna (Sadrac), “¿Quién es lo que Aku es?” (Mesac), y “siervo de Nebo” (Abed-nego).



            1:8 -- Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía --– Proponer en el corazón es la clave del éxito espiritual.  Daniel es hombre resuelto y decisivo.  Es impelido por los principios de justicia, santidad y fe, sin importar en qué lugar del mundo esté  él. Como no le afectó a José su exposición a la cultura de Egipto, tampoco deja Daniel ser influido por la de Babilonia.  Sobre “propósito”, compárense 3:14 (¿Fue de propósito?); Rut 1:18; Hech. 11:23; Luc. 16:4; 21:14; 1 Cor. 9:23; 2 Cor. 9:7; 2 Tim. 1:12; 3:10.  Los jóvenes que determinan en su corazón de una buena vez lo que van a ser y cómo van a actuar en la vida, no tienen problema cuando llegan a la encrucijada ni cuando sus iguales sociales les tientan a hacer el mal.  El momento de la crisis es demasiado tarde para hacer decisiones; ellas deben ser hechas de


                              

antemano por medio del propósito de corazón.

            Dado que Dios le había puesto en esta situación, uno pensaría que por eso no sería necesario obedecer a Dios en este caso.

            Al parecer Marduk era el dios victorioso sobre los hebreos, pero Daniel no anda según las apariencias.  No pregunta: ¿Dónde está Dios?  Si va a sufrir, será por haber hecho el bien.  Véase 1 Ped. 3:17.  Los israelitas habían pecado y Dios estuvo castigándoles, y muchas veces los inocentes sufren por los pecados de los cul­pables.  Pero las pruebas de la fe traen buenos resultados (Sant. 1:2-4; 1 Ped. 1:6,7; y luego 4:19).  En los propósitos de Dios, como José estuvo en Egipto para preservar al pueblo de Israel, así Daniel estuvo en Babilonia para lograr el mismo fin.

            Entre los antiguos hallamos que el nombre dado a la persona no solamente era para identificación sino también para indicar su carácter.  Al entrar en una nueva época de la vida, muchas veces hubo cambio de nombre.  Considérense Gén. 17:5; 41:45; Mar. 3:16,17.

            Los versículos siguientes muestran hasta dónde puede un siervo de Dios asimilar la cultura de su derredor.

            -- pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse – Daniel no es fanático ni ascético.  Pero no va a rendir respeto alguno a la idolatría representada en comer y beber lo que se ofrece a dioses paganos.  (Él sabe y lo sabemos nosotros los cristianos hoy en día, que Jehová es el único Dios, Deut. 4:35).  Consúltense Éxodo 34:15; Oseas 9:3; 1 Cor. 10:19-21.

            Con cortesía, honestidad y franqueza hace su petición.  La palabra hebrea, traducida “pidió”, es palabra fuerte; se emplea en 2 Sam. 12:16 (“rogó”).  Daniel habla con toda seriedad, dando la razón de por qué hace tal petición.

            No se le hizo fácil a Daniel hacer esta petición. ¿Por qué? Porque era ley comerlo, la deso­bediencia traería castigo y le quitaría esperanza de promoción;  era comida y bebida deseables; él estaba lejos de su tierra, de parientes y amigos, y dado que Dios le había puesto en esta situación, uno pensaría que por eso no sería necesario obedecer a Dios en este caso.

            Al parecer Marduk era el dios victorioso sobre los hebreos, pero Daniel no anda según las apariencias.  No pregunta: ¿Dónde está Dios?  Si va a sufrir, será por haber hecho el bien.  Véase 1 Ped. 3:17.  Los israelitas habían pecado y Dios estuvo castigándoles, y muchas veces los inocentes sufren por los pecados de los cul­pables.  Pero las pruebas de la fe traen buenos resultados (Sant. 1:2-4; 1 Ped. 1:6,7; y luego 4:19).  En los propósitos de Dios, como José estuvo en Egipto para preservar al pueblo de Israel, así Daniel estuvo en Babilonia para lograr el mismo fin.

          

            1:9 -- Y puso Dios a Daniel en gracia y en buena voluntad con el jefe de los eunucos --  Daniel proporciona el propósito de corazón, y Dios proporciona en la mente del jefe de los eunucos la gracia y la buena voluntad.  Nótese cómo obra la Providencia de Dios (véase el ver.  2).   Considérese Prov.  16:7.



            1:10 -- y dijo el jefe de los eunucos a Daniel: Temo a mi señor el rey, que señaló vuestra comida y vuestra bebida; pues luego que él vea vuestros rostros más pálidos que los de los muchachos que son semejantes a vosotros, condenaréis para con el rey mi cabeza --  El jefe de los eunucos sabe que desobedecer al rey significa muerte (como veremos en el caso del horno de fuego, Cap. 3:19 y sig.). Aunque respeta  la expresión de buen carácter de parte de Daniel, es movido por el miedo que le tiene al rey.  La diferencia entre él y Daniel es que él teme al rey Nabucodonosor y Daniel a Jehová Dios, el Creador del cielo, la tierra, el mar, y de todo lo que en ellos hay.

            La mención aquí de “los muchachos” da a entender que Daniel y sus tres compañeros no son los únicos jóvenes exiliados de Palestina.  Véanse también  los vers.  6, y 15, “entre éstos” y “otros muchachos”.



            1:11 -- Entonces dijo Daniel a Melsar, que estaba puesto por el jefe de los eunucos sobre Daniel, Ananías, Misael y Azarías --  Nuestra versión translitera la palabra hebrea, haciendo nombre propio de ella: Melsar.  El texto hebreo emplea el artículo definido, “el melsar”; así que no es nombre propio sino significa “el mayordomo”. La Ver. ASV, dice “steward” (mayordomo), la BLA, “mayordomo”, y la MOD,  “ayo”.  Este servidor está bajo órdenes de Aspenaz.



            1:12 -- Te ruego que hagas la prueba con tus siervos por diez días, y nos den legumbres a comer, y agua a beber --  Daniel y sus compañeros están dispuestos a sujetarse a prueba; son personas dedicadas a sus principios. Los diez días bastarán para demostrar los efectos diferentes causados por comer legumbres y beber agua y los efectos que la comida rica (con todo y grasa) y el vino del rey causarán.  Al mismo tiempo, este tiempo corto no levantará sospecha de parte del rey al estar éstos en su dieta vegetariana.  La palabra hebrea aquí, traducida “legumbres”, significa lo que es producido de semillas sembradas (es decir, hierbas, vegetales, cereales), y se emplea en la Biblia solamente en este versículo y en el 16.



            1:13,14 -- Compara luego nuestros rostros con los rostros de los muchachos que comen de la ración de la comida del rey, y haz después con tus siervos según veas. Consintió, pues, con ellos en esto, y probó con ellos diez días --  Esta es la propuesta de Daniel.  El mayordomo no responde al rey, sino solamente al jefe de los eunucos, y  por eso no corre el mismo riesgo que corre su patrón.  Consiente, pues, con ellos.  Se les hará la prueba de poco tiempo.

          

            1:15 -- Y al cabo de los diez días pareció el rostro de ellos mejor y más robusto que el de los otros muchachos que comían de la porción de la comida del rey --  ¡Pasan la prueba!  Es fácil creer que Dios intervino con su Providencia, honrando así la determinación de estos jóvenes de no violar los mandamientos de su Dios, Jehová.  ¡Dios es glorificado!  La dieta rica del rey produce muchachos más corpulentos, pero no más saludables. (Hay quienes creen equivocadamente que entre más gorda está la persona, más saludable es).



            1:16 -- Así, pues, Melsar (el melsar, o mayordomo) se llevaba la porción de la comida de ellos y el vino que habían de beber, y les daba legumbres --  Siguen estos jóvenes con su dieta agradable a Dios; ya no se les ofrece otra cosa.  Seguramente de día en día el melsar, el mayordomo, está al tanto de la situación, a ver si todo sigue bien, según el plan.



            1:17 -- A estos cuatro muchachos Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias –  Compárese ver.  4.

            Otra vez vemos en obra la Providencia de Dios.  (Véanse los vers. 2 y 9, comentarios).  ¡”Dios les dio”!  Les toca a ellos, como a nosotros, andar por fe (2 Cor. 5:7), y a Dios proveer la dirección, el cuidado, y las bendiciones con qué trabajar.

            -- y Daniel tuvo entendimiento en toda visión y sueños --  Dios le dio este don sobrenatural, aparte de los dones milagrosos de co­nocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias.  Dios les capacitó para los planes y  obras que él tenía para el futuro.

            Dios escogió a Daniel para que fuera su pro­feta, portavoz del Dios del cielo y de la tierra.  Jesús le llamó profeta (Mat. 24:15).  Jeremías profetizaba en Palestina, Ezequiel en Babilonia entre los judíos, y Daniel en la corte de Babilonia.  Dios no se había olvidado de su nación ni del pueblo que tenía entre  las naciones gentiles.

            La interpretación de sueños no le vino a Daniel automáticamente (2:17 –19).

 

            1:18 -- Pasados, pues, los días al fin de los cuales había dicho el rey que los trajesen, el jefe de los eunucos los trajo delante de Nabucodonosor --  Ya es tiempo de graduarse de los tres años de “escuela” (ver.  5). Ya son hombres maduros y preparados en su carrera.  Nótese Prov.  22:29.



            1:19 --Y el rey habló con ellos – Se someten a un examen oral.

            -- y no fueron hallados entre todos ellos otros como Daniel, Ananías, Misael y Azarías – Éste es el resultado del examen.  Los cuatro sobresalen entre  los demás; se destacan en aquel entrenamiento por encima de los demás jóvenes del grupo de exiliados.

            -- así, pues, estuvieron delante del rey --  El propósito del entrenamiento, “presentarse de­lan­te del rey”, ver. 5, llega a su realización o cumplimiento en las personas de Daniel, Ananías, Misael, y Azarías, gracias a la fe de ellos y a la intervención divina.



            1:20 -- En todo asunto de sabiduría e inteligencia que el rey les consultó, los halló diez veces mejores que todos los magos y astrólogos que había en todo su reino --  La habilidad intelectual de los cuatro jóvenes hebreos (ahora con tres años más de edad) es probada repetidas veces, y siempre el rey los halla muy superiores a todos los magos y astrólogos en el reino.

            La expresión “diez veces” no ha de tomarse literalmente.  El hebreo literal dice, “diez manos”, figura que significa algunos, o muchos.

            Los “magos” eran escribas sagrados, diestros en las artes ocultas (2:2,10,27; 4:7,9; Gén. 41:8,24; Éxodo 7:11,22; 8:7,18,19; 9:11).  En lugar de “astrólogos”, la Ver.  BLA dice, “encantadores” y en una nota adicional dice, “lit. sacerdotes adivinos”.  Las versiones ASV, MOD, y RVA dicen, “encantadores”.  La Ver. LBL dice, “adi­vinos”.



            1:21 -- Y continuó Daniel hasta el año primero del rey Ciro – Véanse Isa. 44:24-28; Esdras 1:1-4.  De Ciro dice Dios, “mi pastor”. Ciro cumplió esta profecía de Isaías.  Ciro hizo caer a Babilonia en el año 539 a. C., y así llegaba a su término el cautiverio de 70 años de los judíos (desde 606 hasta 536 a. C.)  El verso quiere decir sencillamente que Daniel continuó en actividad hasta el fin del período babilónico, en el cual él tuvo su principio.  El vivió todo el período del cautiverio.  Éste es el punto aquí.

            Dado que 10:1 dice que “En el año tercero de Ciro rey de Persia fue revelada palabra a Daniel”, la escuela crítica (de modernistas incrédulos, que no creen en la inspiración verbal de las Escrituras), pretende hallar una contradicción en el libro de Daniel.  Pero, como en sus demás ataques contra la Palabra de Dios, aquí también fallan.  Los dos pasajes tienen dos propósitos distintos.  El de 1:21 se explica arriba.  En 10:1 se trata algo en relación con un imperio diferente, el pérsico.   En 1:21 no se afirma que Daniel haya continuado solamente hasta el año primero del rey Ciro.  ¡La idea de “solamente” está únicamente en la mente de los incrédulos!

(Dan 2:30)  Y a mí me ha sido revelado este misterio, no porque en mí haya más sabiduría que en todos los vivientes, sino para que se dé a conocer al rey la interpretación, y para que entiendas los pensamientos de tu corazón.
En este versiculo Daniel nos enseña que la sabiduria es un don dado por Dios para sus propositos. Que el hombre no debe utilizar este don para sí mismo y para su vanagloria,sino para cumplir la voluntad del Señor.

(Dan 6:10)  Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes.
La sabiduria de Daniel provenia de una constancia en la oración y la acción de gracias